miércoles, 23 de septiembre de 2009

En un mundo maldito

-Hermana, hermana, cuentame uno de tus cuentos por favor.
-¿Ahora? Es muy tarde.
-Cuentame una historia, por favor.
-Está bien, te contaré la historia de cuando te conocí.
-¿La historia de cuando me conociste?
-Si. Has de saber que yo nací en un mundo maldito, un mundo lleno de odio y de rencores, un mundo frío, sin ilusiones, lleno de desconfianza y a revosar de sueños rotos.Un mundo horrible, que ojalá nunca hubieras conocido.
-¿Lo conocí?
-Claro, pero seguro que ya no lo recuerdas. Siempre fuí una entre otras, una estúpida niña sin futuro, alguien frío, con envidia, rencor y en guerra constante conmigo misma. En mi infancia, no conocí el cariño, ni en mi adolescencia el amor, solo sentia odio, odio en mi corazón. Lo despreciaba todo y a todos, igual que todos los de ese maldito mundo. Nadie era feliz, nunca nadie fue feliz...Hasta que un día, apareciste tu.
-¿Yo?
-Si, inocente, confiada, cálida, amable... recuerdo que pensé porqué acabarías apareciendo en ese mundo. ¿Por qué si parecias feliz estabas en el mundo más despreciable de todos? Y, ¿cómo no?, me fijé en ti.De hecho, todos lo hicieron, y fuiste blanco de incontables intentos de hundirte y volverte tan odiosa como nosotros a cada cual más horrible. Pero yo no quería hacerte daño, no sabía porqué, pero no quería. Atraías demasiado la atención, y todo el mundo te odiaba. Pero, por primera vez en mi vida, yo no odiaba, no te odiaba.
-¿Y me querias?
-Claro, pero un no lo sabía, no sabía que era ese sentimiento tan extraño de atracción. Un día te diste cuenta de que te observaba y, me sonreiste. En ese momento una chispa de calor rozó mi corazón de hielo. Y, cada día, me sonreias, aunque ni siquiera me conocias, me mostrabas una sonrisa calida e inocente. Empecé a notar sentimientos que nunca había sentido. Tu sonrisa, me hacía un poco más feliz cada día.
-¿Y luego qué pasó?
-Luego empecé a hablar contigo de un millón de cosas, la mayoria sin sentido, pero tu me escuchabas, y reias. Fue la primera vez que fuí feliz. La gente también empezó a despreciarme a mi conforme hablaba más contigo, pero no me importaba, nada de eso me importaba. Se me olvidó lo que era el odio, se me olvidó el rencor, y empecé a quererte y a protegerte de ese maldito mundo. Por eso decidí que lo mejor era venirnos aquí. Para que fuerás feliz siempre.
-No recuerdo ese mundo lleno de odio...
-Eso es porque, por suerte, no sabes lo que es odiar.


...:Netinha:...

2 comentarios:

Ruben! dijo...

Es tremendamente precioso y muy emotivo!

Te quiero!!!

Anónimo dijo...

nunca sabras lo que es odiar, y eso es lo que te hace especial ^^

cuidate, me ha gustado mucho